Si usted es como yo, probablemente se ha preguntado si la adoracion es necesaria en las misiones. En mi experiencia, la respuesta es simplemente, sí. La adoración es necesaria para las misiones porque cuando adoramos tenemos un corazón para el pueblo de Dios y Su causa. Más importante aún, cuando actuamos en base a esa revelación, nos convertimos en misioneros.
Contemplar la belleza de Dios y rendirle el honor y la alabanza que por derecho se merece desvía la atención de nosotros y la dirige únicamente a Jesús. La presencia de Dios vive en nosotros y mientras adoramos, nos hacemos plenamente conscientes del peso que su presencia conlleva. De repente, no son nuestros pensamientos, preocupaciones e inquietudes los que nos consumen; los llevamos cautivos y nos deleitamos en la bondad de nuestro Padre. Somos sus hijos, a quienes Él ama, y cuando nos deleitamos en Él, Él se deleita en nosotros. Me he dado cuenta de que es en estos momentos cuando Dios revela su corazón por nosotros como individuos e incluso por sus hijos en general. Dios busca personas que vengan ante Él con el espíritu quebrantado, buscando nada más que su rostro y su voluntad, y cuando las encuentra está preparado para demostrar su poder a través de ellas. Basta con mirar la historia de Nehemías, por ejemplo (o la de David, o la de Pablo).
Sin adorar a Dios y ganar un corazón para Su pueblo y Su causa, las misiones simplemente no existirían. La adoración es necesaria para las misiones, pero es sólo cuando actuamos sobre lo que Dios nos dice, y creemos fielmente que Él trabajará a través de nosotros, que realmente podemos hacer una diferencia. Personalmente he experimentado momentos durante la adoración comunitaria o individual donde Dios me ha dado un corazón para personas específicas o grupos de personas y como le he preguntado a Dios más acerca de ellos y he hecho mi investigación, mi corazón crece para ellos y con ello, el deseo de llegar a ellos y decirles cómo Dios los ama y quiere llegar a conocerlos. Es increíble para mí que todo comenzó con una simple elección de tomar tiempo para glorificar y honrar a Dios.
La adoración es necesaria para las misiones, pero es sólo cuando actuamos sobre lo que Dios nos dice, y creemos fielmente que Él trabajará a través de nosotros, que realmente podemos hacer una diferencia.
La adoración es vital para las misiones porque a través de ella, obtenemos un corazón para Su pueblo y para Su causa que es un fundamento de ser un misionero. Depende de nosotros entonces, si seguiremos a donde Él nos guíe.
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